¿Extinción mediante gas o con aerosoles condensados?

Joan Torres

Las diferencias principales entre instalar un sistema de extinción con aerosoles condensados y gas, son básicamente el ahorro económico, la facilidad de montaje y el espacio que ocupan.

Las extinciones mediante gas han sido las más utilizadas hasta el momento para proteger todo tipos de equipamientos, como cuadros eléctricos, motores, salas de servidores, etc. Los más utilizados son el CO2, FM-200 y el FE-13. La ventaja de estos dos últimos, es que no dejaban residuos, después de la extinción y no eran tan nocivos como el CO2, para las personas. Pero estos últimos años han aparecido impuestos que agravan la aplicación de ciertos gases que provocan el llamado “efecto invernadero”. Por este motivo se empezaron a sustituir o bien por el gas CO2, el más económico, y los gases inertes.

El problema de las extinciones mediante gas, es que sus botellas ocupan mucho espacio, y el cliente final siempre tiene que tener previsto un espacio, fuera de la zona a proteger, para su colocación. Además de esto, la tubería y accesorios empleados tienen que garantizar su correcta distribución y soportar la alta presión de descarga.

Y ahora vienen los aerosoles condensados, un tipo de extinción, en gran parte desconocida, pero que ofreces claras ventajas respecto a las extinciones de gas. El único problema, pero no menos importante, es que dejan algo de residuo, que, a pesar de no causar daños directos, es importante que después de una extinción, se limpie bien todas las zonas susceptibles a corrosión o circuitos electrónicos, ya que, en función de la zona, el polvo generado puede atrapar la humedad del ambiente, y causar ciertos daños.

Existen varios tipos de aerosoles, los que reducen el oxígeno por gas inerte, los que enfrían físicamente el fuego y los que actúan químicamente retirando los radicales libres reactivos. Éstos últimos son los que nos interesan más.

Los aerosoles condensados, NO son equipos presurizados. La carga utilizada para la extinción, viene incluida en cada “difusor”, y sus dimensiones dependen de la cantidad de aerosol que contienen. Lógicamente, cuanto más volumen queremos proteger, más cantidad de aerosol será necesario. Pero si disponemos de poco espacio, para colocar los aerosoles, siempre podemos optar por instalar más equipos pequeños hasta llegar a la cantidad necesaria. Los aerosoles pueden proteger todo tipos de fuegos A, B, C, F y hasta hay ciertos aerosoles para el D (metálicos).

Para el cálculo de los aerosoles, se requiere básicamente: el volumen, la densidad de diseño y las oberturas o ventilación.

m = ρ ∙ V

m            Cantidad de masa de aerosol (g)

ρ             Densidad de la aplicación (g/m3)

V             Volumen a proteger (m3)

La densidad de diseño la da el mismo fabricante. En caso de haber aperturas o ventilación, si éstas no pueden ser cerradas o paradas, se tiene que aplicar un coeficiente de seguridad, que garantice una supresión correcta.

La activación del aerosol, se puede realizar eléctricamente, con una centralita de extinción con una detección de incendios, o bien de forma directa mediante fusible térmico, ya sea cable térmico o botella fundible. Además de éstos métodos, el mismo aerosol actúa de forma autónoma cuando alcanza una temperatura de 300ºC.

En cuanto al mantenimiento, se deberá realizar según el R.D. 513/2017 las revisiones trimestrales y anuales, comprobando solamente que la parte eléctrica funcione correctamente. Los equipos tienen una vida útil, que depende del fabricante y del lugar en dónde estén instalados. Pero su vida útil suele estar entre los 15-25 años. Lo que le da una clara ventaja respecto a los gases, que cada 10 años tienen que realizar un retimbrado de las botellas.